domingo, 7 de febrero de 2010

El color en la decoración

Los colores forman también forman parte del mundo de la decoración. La sensibilidad que en las personas se desarrolla a partir de la visualización de un color depende de distintos factores: social, cultural y antropológico. Esto hace que no exista un verdadero código universal de los colores aunque sí que podemos clasificarlos en distintos grupos gracias a las ondas electromagnéticas que emiten y de los significados que reciben en nuestra cultura.
Lo que sí es cierto es que los colores pueden lograr que se desencadene una serie de sensaciones y estados de ánimo. Gracias a esto, podremos lograr, con una combinación adecuada de colores, crear los ambientes más variados. Una sabia aplicación de los distintos matices cromáticos puede incluso destacar o disimular las partes u objetos de la casa que deseemos.

Es asombroso ver cómo a través de la historia, algunas elementos estéticos muy importantes, han aparecido y desaparecido de la escena decorativa sin más. Es el caso del color y de su uso.
Si echamos la vista atrás comprobamos cómo una cuestión tan importante en la decoración de una casa ha pasado por diferentes fases, y es que el color en la decoración de una estancia tiene importancia desde que se conoce que existe.
Ya en la antigüedad las paredes de las cuevas se vestían con pinturas en las que predominaban los tonos cálidos, rojos, ocres, naranjas o amarillentos. Los habitantes de entonces entendían estos tonos como representaciones de elementos naturales, la vida, la sangre o la tierra. Destaca en aquel momento una ausencia de tonalidades frías como las verdes o las azules, que tardarían en hacer acto de presencia, el pigmento para la elaboración de estos colores no se descubrió hasta años más tarde.

Si miramos la influencia decorativa del último siglo comprobaremos la variedad cromática utilizada según la década.

Los años 20 y 30 se caracterizaron por un prolongado uso de los tonos pasteles. Los tonos rosas, blancos, azules, lilas o cremas actuaban como base de una ornamentación más bien retraída y temerosa de nuevas corrientes. La decoración va muy unida a las sensaciones vitales de cada momento.
Pero sin echar la vista tan atrás, únicamente a la influencia decorativa del último siglo comprobaremos la variedad cromática utilizada según la década.


Con el movimiento hippie asistimos a una impresionante explosión de color. La importancia de cualquier elemento decorativo residía únicamente en su color. Los hogares, sus estancias, los comercios…lucían embriagados de una amplísima paleta de tonos intensos, que unidos, aportaban a la decoración un cierto toque fresco, alegre y jovial.
Hemos pasado por otros momentos en los que el color tenía la misma importancia que un cero a la izquierda, ninguna, y la decoración de cualquier lugar se llevaba a cabo sin tener en cuenta la importancia que tendría la ausencia de su estudio, en el resultado final. La estética únicamente daba importancia a las formas o texturas de cualquier pieza, sin pensar en una escala cromática concreta.

Los años 70 y 80 fueron años de crecimiento y libertad. La tendencia decorativa se contagió de tales acontecimientos y colores brillantes como el azulón, el fucsia o el amarillo mostaza se convirtieron en los protagonistas de un estilo tremendamente recargado, del que recordamos ambientes fantásticos, pero sobre todo extravagantes y exagerados.


En otros momentos de la historia, el color se ha convertido en el protagonista de una tendencia. Tal es así, que hoy en día somos capaces de datar la procedencia de una pieza solo fijándonos en el color del vestido que luce. Una cortina de terciopelo puede haber encajado en la decoración de muchos ambientes a través de la historia, pero si se nos presenta vestida de rojo, nuestro cerebro viajará en el tiempo, y automáticamente nos situaremos sin habernos dado cuenta, en la época romana. El color rojo, color fetiche para muchos diseñadores, cobra tanta importancia en la decoración que le dedicaremos un capítulo aparte.


En la actualidad, la referencia cromática por excelencia es sin ningún tipo de duda, la coalición del blanco y el negro. Su uso se está alargando tanto en el tiempo, que potenciar la ausencia de color como tendencia ya empieza a sonar a cabezonería.

En cualquier caso, sea cual sea la tendencia imperante en el momento de la historia que nos toque vivir, y sobre todo en la que nos toque decorar, debemos tener como punto de partida, la clara idea de que el color es una de las artes decorativas más relevantes. La búsqueda de la armonía cromática es imprescindible para un óptimo resultado.

Y por supuesto hay que tener claro, que tenemos tantas variadas posibilidades en cuanto al color que no hay que renunciar a ellas. La vida está llena de momentos de todos los colores y nuestras casas también.







fuente: artículo sobre decoración de una revista; decoestilo, que también se publica en internet.

1 comentario:

  1. Muchas felicidades por el blog, la verdad está increíble, llegue a este sitio buscando imágenes de arte en las calles pero tienen mucho más que eso, felicidades!

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