miércoles, 24 de marzo de 2010

Bodegón de complementarios


Este trabajo creo que ha sido para mí el más costoso y difícil de realizar porque había que hacer un gran esfuerzo en ver las zonas de luces y sombras y a la vez asociarlo a colores tan distintos. Yo por ejemplo en el mío he usado el amarillo y las sombras en morado, el rosa y verde por separado (es decir que fueron los colores con los que pinté las dos telas distintas; la del suelo y la del fondo, que había en el bodegón ) y luego el naranja para las zonas de luces y su complementario, el azul, para las zonas de sombra.
Los colores que iba a usar para cada objeto lo decidí desde el principio. Con lo que tuve más dificultad fue sin duda con la flor, porque no conseguía darle esa luz que tenía y la ponía demasiado oscura. Otra dificultad fue que al poner un color y encima su complementario, aunque ya estuviese seca la pintura se mezclaba un color con otro y se agrisaba. Ya que la mezcla de un primario con su complementario produce un gris. Y esto hace que parezca sucio, que es lo que me pasó con la flor amarilla y las zonas de debajo del jarrón grande. Pero finalmente conseguí que no se mezclaran los colores y el resultado fue menos sucio que al principio.
Este trabajo me ha servido para atreverme a incluir colores que no forman parte de la realidad pero que si se armonizan unos con otros y se ponen en el lugar correcto funcionan igual de bien y la composición se entiende perfectamente aunque sean colores inventados, de estilo fauvista, que nada tienen que ver con la realidad.

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