miércoles, 11 de noviembre de 2009

naturaleza del color y principio de la visión


Podemos ver las cosas que nos rodean porque La Tierra recibe la luz del SolLa luz del Sol está formada por un amplio espectro de radiaciones electromagnéticas de diferentes longitudes de onda, formando un espectro continuo de radiaciones, que comprende desde longitudes de onda muy pequeñas, hasta longitudes de onda muy grandes.El ser humano tan solo es capaz de visualizar un pequeño conjunto de ellas, las que van desde 380 (violeta) a 780 nanómetros (rojo), como podemos apreciar claramente si la hacemos pasar por un prisma, efecto descubierto por Newton.
Si una vez descompuesta la luz solar en sus longitudes de onda constituyentes volvemos a juntarlas con otro prisma, volveremos a obtener la luz blanca.¿cómo puede el ojo humano ver estas ondas y distinguirlas unas de otras? Todo depende del ojo humano, una esfera de 2 cm de diámetro que recoge la luz y la enfoca en su superficie posterior.

Principio de visión
En el fondo del ojo existen millones de células especializadas en detectar las longitudes de onda procedentes de nuestro entorno. Estas células, principalmente los conos y los bastoncillos, recogen las diferentes partes del espectro de luz solar y las transforman en impulsos eléctricos, que son enviados luego al cerebro a través de los nervios ópticos, siendo éste el encargado de crear la sensación del color. La cantidad de conos es de 6 millones; los conos son los responsables de la visión del color y se cree que hay tres tipos de conos, sensibles a los colores rojo, verde y azul, respectivamente. Dada su forma de conexión a las terminaciones nerviosas que se dirigen al cerebro, son los responsables de la definición espacial. También son poco sensibles a la intensidad de la luz y proporcionan visión fotópica (visión a altos niveles). Los bastones son los responsables de la visión escotópica (visión a bajos niveles). No se encargan de la definición espacial. La cantidad de bastones se sitúa alrededor de 100 millones y no son sensibles al color. Los bastones son mucho más sensibles que los conos a la intensidad luminosa, por lo que aportan a la visión del color aspectos como el brillo y el tono, y son los responsables de la visión nocturna.
Cuando el sistema de conos y bastoncillos de una persona no es el correcto se pueden producir una irregularidades en la apreciación del color; como el daltonismo. Una persona daltónica no aprecia las gamas de colores en su justa medida, confundiendo los rojos con los verdes.

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